Los pulmones de Tokyo

Hoy no todos hemos compartido el mismo destino, como estos no tenían ganas
o simplemente ya lo habían visitado otras veces que han estado por aquí
y yo no quería irme sin verlos, aproveché el día para ver las zonas verdes que
dominan Tokyo mientras estos se montaban en las atracciones del FujiQ.
En primer lugar me dirijí al Parque Ueno, ya que era el más cercano al hotel y sabía como llegar sin problemas andando (que es como hice casi todo el trayecto) el cual me recibió con una marea de escolares de primaria queestarían de excursión supongo, y se asustaron de este gaijin :P
Bueno, el caso es que una vez dentro te quedas alucinado con la combinación entre naturaleza y religiosidad, aunque lo primero que salta a la vista es el pa-
seo principal de Ueno, un pasillo rodeado de cerezos, que en Primavera
a de ser de una belleza impresionante, lástima que en estas fechas no estuvie-
ran los cerezos floridos, bueno, uno si lo estaba ^^ e inmortalizado fue :)
Tras un rato deambulando por el bosque me encontré con el parque zoológico
e indudablemente, la cabra siempre tira al monte asi que entré de cabeza
buscando animales no tan comunes como los de los zoos de nuestra Tierra.
A decir verdad, era pequeñito, pero oye, los espacios eran la mayoria ma-
jestuosos, tanto que no vi ningun animal con indicios de depresión y
ojo, que eso sabe diferenciarlo un biólogo, asi que un 10 para ellos ^^

"En Japón hasta las aves tiene los ojos achinados"

Luego seguí con mi deambular hasta el templo kaneiji, en el cual me colé
a las oficinas internas pensando que era la puerta principal, pero nadie
se dio cuenta y me largué de allí antes de que me vieran :P
Había pasado media mañana, asi que decidí caminar hasta Asakusa para verlo
otra vez y comprar unas cosillas a las que les había echado el ojo previamente
jejeje. Trás toda la caminata empezó a molestarme el pie,
asi que esta vez si opté por coger el metro hasta shibuya y
seguir la ruta marcada hasta el bosque Yoyogi, al lado de Harajuku.

"Detalle de Yoyogi"

Decir que el bosque es grande es poco, una vez te adentras 15 metros
en él, sólo sabes que sigues en la ciudad por el ruido de los coches, y
eso es sólo en las afueras, una vez te pierdes dentro te olvidas de todo y
salvo por la visión de algún rascacielos solo hay tranquilidad y naturaleza.
También llama la atención el templo situado en el centro del parque.
En defintiva para mi ha merecido el paseo, que no ha sido chico y en-
cima lesionado, pero bueno, me ha gustado mucho y luego para terminar
estuve por akihabara bicheando un buen rato hasta que llegó la hora del
reencuentro con el resto del grupo y la salida nocturna que ya os cuentan
en la entrada anterior. Se que esta es una entrada aburrida pero bueno,
zoy el tonto que ha venido a Japón por la parte cultural, en fin...
oh, se me olvidaba, la foto prometida:




pd1:en realidad esta entrada dice más de lo que cuenta, por eso está tan mal redactada, pero bueno, ya iremos perfeccionando la técnica.